domingo, 30 de noviembre de 2008

Historia del kyokushin


En primer lugar me gustaría aclarar que en Japón, a los estilos de Karate de Contacto se les denomina “Full-contact Karate”, “Jissen Karate” (Karate de combate real), “Fighting Karate” o, simplemente, “Budo Karate”. No entraré en controversias sobre la conveniencia de un nombre u otro, porque no me parece importante. Tampoco voy a hablar sobre esos hechos que tanto les gustan a algunos y que rozan lo mítico y legendario.

Para situarnos, comentar que antes de él, en Japón se acababa de introducir el Karate, procedente de Okinawa y que los maestros pioneros tenían opiniones muy diversas sobre el combate. Algunos creían en el contacto total y en la búsqueda de la eficacia, como Choki Motobu. Otros se oponían al combate libre por considerarlo como “altamente peligroso” y otros investigaban la mejor manera de practicarlo. De una forma u otra se impuso la forma de combate de “no contacto”, inspirada en el Kendo y los maestros que creían en el combate con contacto quedaron apartados de la corriente predominante en el Karate de la época. Sobre este punto, recomiendo leer los artículos de Kenji Tokitsu, muy biendocumentados y de gran calidad.

El joven Oyama, después de practicar Shotokan se pasa al Goju Ryu (estilo que me parece muy interesante y que por desgracia no he tenido oportunidad de practicar), donde su instructor le recomienda hacer un retiro a la montaña para pulir su técnica y su espíritu (aquí es donde algunos entienden “espíritu” como les parece y luego hablan de la “espiritualidad de las artes marciales”…). Según la biografía oficial, Oyama hizo el retiro solo y permaneció año y medio, en lugar de los 3 previstos inicialmente, pero otras fuentes afirman que subió a la montaña en compañía de otros dos practicantes de origen coreano, al igual que él, pero que estos permanecieron en la montaña los 3 años completos, período tras el cual fundaron sendos estilos de Karate. De eso hablaremos en su momento.

l bajar de la montaña, Oyama se siente transformado (como es de esperar) y abre el mítico “Oyama Dojo”. Su método aún no tiene nombre y es un compendio de todo lo que ha aprendido. Eso sí, empiezan a establecerse las bases de lo que luego será “marca de la casa” en todo estilo de Karate al K.O. que se precie: trabajo duro e intenso, tanto técnica como físicamente y uso de métodos de entrenamiento de eficacia demostrada, como el saco pesado, trabajo con equipo de musculación, etc.

¿Y qué pasa con los otros maestros ya establecidos de estilos más “clásicos”? Algunos pusieron en duda la validez del 8º Dan del Maestro Oyama y se cuenta que recibieron alguna visita para demostrar si el grado era realmente merecido. Cierto o no, el caso es que se establece una especie de “pacto de no agresión” y cada uno a lo suyo.

Despues la continuamos...

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